Por segundo año consecutivo, y por 3ª vez desde 2003, un equipo de la República de Corea hizo patente su superioridad en el continente asiático.
El dominio de los orientales ha dejado casi en el olvido el pasado dominio de los equipos de la parte mas occidental del continente, siendo la K-League el torneo dominante al colar a sus 4 equipos en los cuartos de final, algo inédito hasta este año. El fracaso mas sonado lo han puesto los equipos de la J-League, al no clasificar ninguno de sus equipos mas allá de octavos.
En una plantilla liderada por el entrenador Shin Tae-Yong (se ha autoproclamado the special one de Asia), mítico ex capitán del equipo hasta 2003, hombre tan querido sobre el césped como polémico fuera de él, fue este último el motivo por el que la directiva se vió obligada a prescindir de sus servicios para, quién lo diría, volver sobre sus pasos 7 años mas tarde para darle la confianza de liderar un ambicioso proyecto de equipo, con el que, ya mas maduro y asentado en su papel de máximo responsable de la plantilla, ha sabido conquistar el máximo trofeo continental.
Con una sólida base de jugadores del país, entre ellos varios internacionales absolutos incluidos Cho Byung-Kuk en defensa, el extremo Choi Sung-Kuk, o Cho Dong-Keon en la delantera, en su plantilla 3 son las figuras extranjeras, desconocidos en principio para el aficionado al fútbol occidental, que sobresalen por encima del resto en cuanto a repercusión mediática, veteranía y calidad. Destacamos en defensa al gigante Saša Ognenovski, internacional absoluto australiano, defensa central de 1’95m; en la mediapunta al colombiano Mauricio Molina y en punta de ataque la estrella del equipo, el delantero montenegrino con pasado reciente en la J-League, Dženan Radončić, llegado al equipo en 2009 y desde entonces convertido en la sensación goleadora del equipo.
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