lunes, 1 de noviembre de 2010

Un tipo corriente, un delantero excepcional



Es un tío normal, criado a la vieja usanza: “En su oreja no lleva un pendiente de diamante, en su cuerpo ningún tatuaje, sus músicas preferidas no son ni la samba ni el pagode…”. Algo que por desgracia, no sólo ha dejado de abundar en este fútbol tan metrosexual de hoy en día, sino que pasa a ser visto con admiración y sorpresa.

Por eso, en su país se empeñan en presentarlo como un tipo “diferente”. Nada de eso. Nilmar Honorato da Silva, ‘o menino de NILton e MARisa’, no necesita aditivos. Al igual que ocurre con los auténticos cracks, un solo detalle suyo basta para marcar la diferencia.

El pasado domingo, bajo el diluvio universal que afectó a Gijón y a buena parte de la Cornisa Cantábrica, no disputó su mejor partido. Es más, fue la primera sustitución de Juan Carlos Garrido en busca de un fútbol más directo (especialmente tras la expulsión de Gonzalo Rodríguez) que propiciase el primer tanto del Villarreal ante el siempre batallador Sporting. Sin embargo, su calidad fue la primera recompensa de los casi 19.000 valientes que desafiaron a la climatología y aun así pasaron por taquilla.

Ni las condiciones del terreno de juego –tremendamente pesado, pero sin un solo charco visible gracias a su espectacular drenaje- pudo frenar al delantero de Bandeirantes; capaz de destaparse con un eslalon entre tres defensas y buscar el chut desde la frontal, de protagonizar una combinación de fútbol sala con Santi Cazorla, o de quebrar en el área a su ex compañero Eguren y provocar un penalti que todos, salvo el trencilla de turno, vieron.

La primera parte fue, sin lugar a dudas, suya. Y a buen seguro, en cualquier otra situación, Juan Carlos Garrido no habría optado por él como primer jugador sustituido. Porque tal y como sucede con los Messi, Cristiano Ronaldo, Iniesta y compañía, la intimidación que produce Nilmar sobre el contrario vale su peso en oro.

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